Comprar un coche de segunda mano es una opción muy válida para muchas personas o familias. La necesidad de un segundo coche al que queramos exigir poco, la imposibilidad de afrontar la compra de un coche nuevo o el hecho de localizar una verdadera ganga son algunas de las razones que nos llevan a plantearnos este tipo de compra. No obstante hay que saber qué estamos comprando para no terminar adquiriendo un vehículo del que nos arrepintamos a la primera de cambio.
Comprar un coche de segunda mano sera mas fácil con estos consejos
Hay que decir que no tiene nada de malo, o de indigno, el hecho de comprar un coche de segunda mano. Hoy día existen decenas de razones por las cuales podemos fiarnos de la calidad del coche, y también existen garantías sobre la compra (por ejemplo si lo hacemos en un salón del vehículo de ocasión, o a un concesionario oficial), además de webs que nos asesoran o en las que podemos comparar modelos y ofertas. En otros casos hemos de fijarnos bien para que no nos den gato por liebre al comprar un coche de segunda mano.
Nadie regala nada
Ten presente que los chollos y gangas no existen, y que si un coche tiene un precio anormalmente bajo puede ser por algún motivo que no nos quieran contar: avería grave, accidente fuerte que afecta a alguna parte crítica del coche (chasis, por ejemplo, o bloque motor),… aunque puede suceder que el precio sea una cuestión de necesidad o urgencia por realizar la venta. En cualquier caso, a mayor “chollo”, mayor atención que deberemos poner en la transacción.
Historial de accidentes o reparaciones
Saber la historia del coche que vas a comprar es vital para saber su estado y comprender el precio que nos piden por él. Esto se puede hacer teniendo los resultados de las ITV ya pasadas, y también solicitando un informe a la empresa aseguradora. A mayor cantidad de incidencias, menor confianza y por supuesto, menor precio estaremos dispuestos a pagar.
Debes dar una vuelta en el coche para probar su funcionamiento
Si no pruebas el coche, mejor no lo compres. Y si lo pruebas, intenta ir acompañado de tu mecánico o de alguien con experiencia para que, juntos, podáis detectar cualquier anomalía en el funcionamiento normal del coche. Es posible detectar cosas como el estado de los frenos, caja de cambios y suspensiones; cómo está el motor (simplemente, si notamos un ralentí irregular o anormal, algo no va del todo bien); la dirección, si va “floja” o no funciona correctamente, incluso sabremos si las ruedas están bien equilibradas,…
También podremos experimentar el interior, si hay olores desagradables, si funciona el climatizador o el aparato de aire acondicionado, los ruidos en marcha; podemos comprobar si el tubo de escape desprende humos, y saber según el color qué está sucediendo (si es blanco y abundante, malo; si es azul, negro o gris, tampoco es nada bueno).
Con un mecánico o un entendido al lado podremos evaluar el comportamiento del motor, del aceite (si tiene el nivel correcto, su viscosidad, olores, etc.), así que, de nuevo, recomendable contar con alguien de esa confianza para realizar la prueba. Ah, si no te dejan probar el coche… ¿sigo?
Luces, neumáticos, niveles de líquidos
Las luces deben funcionar todas y no tener defectos, deben estar homologadas, los correspondientes testigos se deben encender en el salpicadero. En cuanto a los niveles de líquidos, deben ser los correctos, ni más ni menos, y deberías comprobar el mencionado aceite, y el refrigerante, al menos. Si es posible, también el líquido de frenos.
Los neumáticos deben estar en perfecto estado, y ahí no puedes transigir: que no estén completamente desgastados, que no presenten desgaste anómalo, que no estén “marcados” en los flancos, que tengan las presiones correctas y que no hayan “caducado” (para lo que debemos comprobar su fecha de fabricación).
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