El 7 de abril es el Día Mundial de la Salud y la Organización Mundial de la Salud (OMS) este año lo centra en la enfermedad de la diabetes.
- Muchos conductores son diabéticos, bien porque su cuerpo no genera la insulina necesaria para procesar el azúcar en la sangre (diabetes tipo I) o porque no lo hace de manera suficiente tras años de seguir un estilo de vida sedentario (diabetes tipo II o adquirida).
- Tienen por tanto que controlar su nivel de azúcar en la sangre a través de pastillas o inyecciones de insulina programadas.
Los conductores diabéticos tienen por este motivo más riesgo de sufrir un accidente que un conductor que no padece esa enfermedad, sobre todo los de diabetes tipo I. Básicamente por estos tres motivos:
– Pueden sufrir una hipoglucemia (bajada alarmante del nivel de azúcar) en plena marcha.
– Alteraciones de la visión (retinopatía, cataratas) propias de la enfermedad.
– La falta de sensibilidad en los pies (a causa del deterioro de los vasos sanguíneos) puede influir en el accionamiento de los pedales.
Los riesgos de la diabetes al volante
Es por ello que los conductores diabéticos deben seguir una serie precauciones antes de ponerse al volante del coche. Estás:
– Realizar controles de azúcar antes del viaje, no iniciándolo en caso de que su nivel sea demasiado bajo. Dicho nivel hay consultarlo previamente con el endocrino.
– Conocer los síntomas de la hipoglucemia (sudores fríos, sensación de apetito…) y evitarlos en la medida de lo posible con la medicación y alimentación correctas.
– Llevar en el coche alimentos ricos en hidratos de carbono (galletas, caramelos, zumo de fruta, etc.)
– En los viajes, protejer la medicación del frío y del calor.
– Extremar la precaución al conducir tras los cambios de dosis o de tratamiento hasta que no tenga controlados los niveles de glucosa en sangre.
– Consultar con el médico si se ha tenido bajones de azucar como para llegar al desmayo o en caso de haber necesitado una inyección de glucagón.
